En mi experiencia personal hay una cantidad finita de tipos de discusiones entre parejas. En ciencia nos comunicamos con un objetivo, siempre y depende de nosotros tener claro cual es.
El reconocer que como dos individuos con experiencias distintas, crianzas distintas y gustos distintos siempre traerá diferencias en opiniones es más que una obligación para vivir y convivir en pareja.
Interiorizar que el objetivo de las discusiones no es el simple hecho de exteriorizar los sentimientos, si no más bien el de encontrarle solución a una disyuntiva o de al menos llegar a un acuerdo, permite explorar mejores formas de abordar esta constante en las relaciones en pareja.
Al ser padres, muchos optamos por dejar las discusiones fuera de la vista de nuestros hijos y en muchas ocasiones lo hacemos en sus narices, pero "a puertas cerradas", lo que en mi opinión personal agrava más las conclusiones que pueden sacar nuestros hijos de esta acción.
Al ser padres la labor de analizar nuestras acciones 24/7 se vuelve cada vez más una constante al momento de conocer que nuestros hijos aprenden principalmente de nuestro ejemplo y que el respeto por quienes somos, lo que decimos y lo que solicitamos viene al 100% de su observación diaria hacia nuestro comportamiento.
Leí mucho distintas teorías en donde secundo 100% que jamás debemos pelear frente a nuestros hijos, es más me permitiré ir un poco más allá, es que jamás debemos pelear y punto. Cual es el objetivo de hablar sin escuchar, gritar, o "comunicarnos con otra persona" con el fin de ejecutar un monólogo para expresar frustraciones sin el deseo real de escuchar lo que el otro tiene que decir. No tiene "lógica" pasar por tal desgaste emocional ni para uno, ni para el otro. Definitivamente es una práctica digna de "Crónicas de una muerte anunciada" donde mezclar frustración, cansancio y desgaste resulta en intolerancia, molestia y un ciclo vicioso al que solo salimos con convicción de cierre, heridos, molestos y solos.
Dicho esto, me tocó entender que muchos recurrimos a esta triste manera de comunicarnos simple y sencillamente porque no sabemos de que otra forma actuar. Porque no se nos enseño la manera de hacerlo, y es por esto que yo estoy a favor de discutir frente a nuestros hijos, de una manera consciente y educativa, claro está.
Las enseñanzas son claras y descuadran un aprendizaje nocivo que lleva por años infiltrado en nuestra sociedad: LAS DISCUSIONES SON IGUALADAS A PELEAS Y LAS PELEAS SON MALAS. POR LO QUE SOBREENTENDEMOS QUE LAS DISCUSIONES SON MALAS. LO QUE A SU VEZ, TRAE SENTIDO DE CULPA Y TRISTEZA AL SOSTENERLAS.
El objetivo es el enseñarle a nuestros hijos lo saludable de las discusiones, el motivo por que se dan, la manera apropiada de sostenerlas, y bien, los resultados. Esto es una manera de enseñanza en práctica que le ayudará de por vida. Comunicarles los sentimientos que implica, el bienestar que trae y lo natural que es tenerlas dentro de una relación permite crear desde pequeños niños dispuestos a sostener relaciones sanas, duraderas y transparente.
Quedo atenta a tus comentarios y experiencias.
¡Un fuerte abrazo a la 11va potencia! ¡Gracias por leerme!
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Khaly E. Verdurmen de Solís
Mummy's Tips Panamá
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Optimization & Conscious Living Mentor
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